¿Qué ocurre cuando un país decide competir en el mercado global como si fuera una marca premium? El concepto de "marca país" ha revolucionado las estrategias nacionales en el siglo XXI. Aunque muchos la reducen a logotipos llamativos y eslóganes memorables, la realidad es mucho más profunda: representa una estrategia completa para transformar naciones en “imanes” irresistibles para inversores, turistas, compradores internacionales y talentos globales.
El reto de la comunicación fragmentada
Uno de los principales retos del marketing actual no está en el servicio, sino en cómo los mensajes llegan cada vez más divididos a las personas. Como dijo Al Ries, experto en marketing: "es mejor ser el primero que ser el mejor". Esta idea, aunque algunos no estén de acuerdo, muestra algo importante: en un mundo lleno de mensajes, para destacar no basta con ser excelente, también hay que ser visible.
Naturaleza dinámica de la identidad nacional
Es importante saber que la marca país no es algo fijo. Al contrario, cambia constantemente según las acciones, decisiones y mensajes de sus líderes. Lo que hacen los políticos afecta directamente cómo se ve un país en el mundo, y esto es clave para construir la imagen internacional de una nación.
Corrupción: El lastre invisible
La corrupción afecta seriamente la imagen internacional de los países. Según el Índice de Percepción de Corrupción 2024, México obtuvo apenas 26 puntos de 100 posibles, ubicándose en el puesto 140 de 180 países. Esta baja calificación obstaculiza la atracción de inversiones, profesionales talentosos y turistas que buscan destinos seguros y confiables.
Estabilidad política como activo estratégico
La inestabilidad política y social también afecta directamente la imagen de un país. En el mundo conectado de hoy, cuando un país cambia frecuentemente de líderes o tiene mucha división política, los mercados internacionales lo ven como riesgoso. Cuando las políticas son impredecibles y existe posibilidad de problemas sociales, los inversionistas se alejan, pues prefieren lugares donde los negocios sean estables y seguros.
Prioridad para inversionistas
Contrario a lo que muchos creen, los inversionistas extranjeros valoran más el Estado de Derecho que la seguridad. Lo que realmente les importa es la garantía de que "las promesas se cumplen", algo fundamental cuando deciden dónde invertir su dinero.
Políticas económicas y confianza internacional
Por lo tanto, tener políticas económicas claras y estables es clave para ganarse la confianza internacional. Cuando un gobierno ofrece reglas claras y procesos eficientes, mejora la imagen del país, atrayendo más inversiones y profesionales de todo el mundo.
El caso estadounidense
Vemos esto claramente en Estados Unidos. Sus políticas de aranceles polémicas, restricciones migratorias y protestas sociales han dañado su imagen como país. La disminución del turismo demuestra cómo la percepción que otros países tienen de Estados Unidos impacta directamente en su economía.
Potencial y desafíos
México tiene muchas ventajas para crear una marca país fuerte: su cultura, comida, naturaleza, creatividad y su cercanía a Estados Unidos. Pero también tiene un problema: necesita mostrar que es más que solo "playas y mariachis" para que el mundo conozca su lado industrial y todo lo que puede producir.
Comunicación estratégica, la pieza faltante
Lamentablemente, el gobierno ha recortado el dinero para promocionar a México en el extranjero. Con menos recursos para medios, redes sociales, influencers y eventos internacionales, es difícil dar a conocer iniciativas como "Hecho en México". Sin buena comunicación, estas campañas no logran llegar a suficientes personas ni causar el impacto deseado.
Fortaleza mexicana
Un punto a favor del Gobierno de México ha sido la buena coordinación entre diferentes grupos. El gobierno ha logrado unir a entidades públicas, empresas privadas, embajadas, cámaras de comercio y ciudadanos. Todos trabajan juntos con un mismo mensaje, buscando que la política exterior, el turismo y el comercio vayan en la misma dirección.
Acciones antes que palabras
Al final, aunque la comunicación externa es importante, lo que realmente fortalece la marca de un país es el trabajo interno, sobre todo mejorar sus leyes y su justicia. Una verdadera marca país se construye con acciones, no solo con palabras.