En medio de esta dialéctica entre el primero y segundo lugar se encuentran los grandes derrotados de este proceso electoral en el escenario nacional, que sin duda son el PAN y las casas encuestadoras. El albiazul es uno de los grandes derrotados al convertirse en la tercera fuerza política, mientras que las encuestadoras perdieron toda credibilidad e incluso abonaron a la sospecha.
En entrevista con Reporte Índigo la excandidata del PAN a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, afirmó que “los encuestadores actuaron con una gran impunidad. Promovieron un voto útil, aun no siendo su intención, como dicen. Yo creo que disculpas no bastan”. Tiene razón la política, “un usted perdone” no es suficiente para justificar que por varias semanas la mayoría de las encuestas presentaran entre 15 y 20 puntos de distancia entre Enrique Peña Nieto y el segundo lugar, llámese Josefina o Andrés Manuel, esto sin duda abonó a la percepción de que la elección ya estaba decidida, por lo que no se generó gran expectativa por el llamado voto útil o incluso habría gente que decidió no sufragar.
Debemos recordar que en la sabiduría popular se afirma que a fuerza de repetir una mentira, ésta termina por convertirse en verdad. Durante todas las semanas que duraron las campañas la mayoría de las encuestas afirmó que la victoria de Peña Nieto sería aplastante, incluso se llegó a hablar de hasta 20 puntos de distancia, al final los resultados del IFE demostraron que no fue así.
Jorge Reyes, director de AEME y especialista en encuestas, afirma que la actuación de las encuestadoras en esta elección presidencial hizo un gran daño a las empresas de este giro por la pérdida de credibilidad. Jorge Reyes destaca el hecho que la encuestadora más acertada fue IPSOS-BIMSA, quien dio una ventaja a Enrique Peña Nieto de 6 puntos. La explicación para el especialista en encuestas es el hecho de que IPSOS es una empresa internacional que no va a poner en riesgo su credibilidad.
“Hay empresas, no voy a hablar de ninguna en particular que están dispuestas a perder su reputación por lo que les den y hay quienes no están dispuestas a perderla”.
Sin duda las encuestas funcionan también como propaganda y esto carga el voto de un lado a otro, el gran problema es que los errores de las encuestas ya se han convertido en México en una costumbre, ya sea para elecciones federales o locales, y la mayoría de las veces a favor del PRI como lo documentó la revista Nexos.
Sin duda, esta elección debe motivar a las autoridades electorales a crear un mecanismo que limite y sancione la actuación de las encuestadoras, ya que como dice Josefina Vázquez Mota un “usted disculpe” no es suficiente para reparar el daño que se hizo a la sociedad.
Pero las encuestadoras no fueron las únicas grandes perdedoras del pasado proceso electoral, junto a ellas está el PAN que de ocupar la Presidencia de la República por 12 años pasó a ser la tercera fuerza política. Incluso el presidente Felipe Calderón afirmó en una entrevista que este era el “peor PAN de la historia”. Sin duda un comentario fuerte, pero al mismo tiempo mezquino, al no reconocer su responsabilidad en la caída de Acción Nacional.
Dicha responsabilidad va desde su obsesión de rodearse de funcionarios de bajo perfil que no le robaran reflectores, aunado al hecho de hacer alianzas con lo peor del PRI como Elba Esther Gordillo bajo la justificación del pragmatismo electoral que se sintetiza en el ya famoso “haiga sido como haiga sido”.
Vaya, incluso en una entrevista Josefina Vázquez Mota reconoció que muchos panistas la abandonaron, “me hubiera gustado ver a algunos panistas trabajar con más empeño… la gran mayoría lo hizo. Hubo otros panistas que no vi en toda la campaña”. Incluso algunos secretarios nunca se tomaron la foto con ella y Calderón nunca la apoyó, después de todo su candidato era Ernesto Cordero.
El regreso del PRI a Los Pinos se debe en gran medida a que el PAN quiso gobernar como el tricolor, haciendo alianzas con personajes como Elbar Esther Gordillo, además de respetar a todos los líderes sindicales del PRI, que se han enriquecido con las cuotas de los trabajadores, pero nunca en 12 años de gobiernos panistas fueron auditados.
Muchos ubicarán a Andrés Manuel López Obrador como otro de los grandes derrotados, obviamente por no ganar la elección lo es, sin embargo no lo ubico así, tomando en cuenta el gran crecimiento que tuvo la izquierda en todo el país, además de que logró remontar el tercer lugar que ocupaba en las preferencias electorales al inicio de la contienda para ubicarse a sólo 6 puntos del ganador. Si opta nuevamente por llamar a la movilización o bloquear Reforma, sin duda Andrés Manuel López Obrador volvería a echar por la borda los logros conseguidos y sería uno de los grandes perdedores, pero mientras continúe luchando por las instancias legales se agradece su interés por querer limpiar esta elección.
Aún faltan muchas cosas por analizar de este proceso electoral: la caída del PRI en Coahuila, el crecimiento de la izquierda como segunda fuerza política, la inequidad de la elección, los retos de Enrique Peña Nieto y el regreso del PRI a Los Pinos, pero sin duda es importante resaltar la participación ciudadana tanto de los votantes como de aquellos que fueron funcionarios de casillas, así como observadores.
Esta elección fue la más vigilada por los ciudadanos donde las redes sociales fueron de gran ayuda para ello, de ahí que no sea suficiente un “usted disculpe” de parte de las casas encuestadoras cuando su papel debería ser como en los países del primer mundo: el de dar certidumbre.