Ante consumidores cada vez más distraídos las empresas necesitan crear vínculos sólidos y duraderos. Si se logra conectar un aspecto emocional en un momento clave y emotivo de su vida el precio dejará de ser relevante a la hora de decidir la compra. Es decir, estará dispuesto a gastar más por un producto que pudiera ser de la misma característica que otro sólo por el hecho de que tiene un vínculo emocional con él.